dilluns, 4 de maig del 2009

LOS PIJOS DE ALCOY NO TIENEN GLAMOUR

Sí, los pijos de Alcoy –innumerable e inefable fauna- no tienen glamour. Efectivamente, los Borja Mauro y las Lirios Vanesa locales son de una ordinariez y falta de clase supina. De todas maneras, debo advertir que utilizo el término “pijo” por internacionalizar el idioma. Todos sabemos que en Alcoy siempre han recibido el apelativo de “gent del puntet”. Y la ordinariez de la que hablaba al principio es otra muestra de la decadencia actual de Alcoy: ni los pijos saben comportarse como tal.

Servidor ha realizado un estudio profundo, documentado y serio de la temática pija – del puntet- en nuestra ciudad, y para ello los he dividido –a los pijos- en dos grupos; por una parte los ricos y por la otra los aspirantes a ello. Dentro de los primeros hay dos subgrupos, los de pata negra –o sea, de antiguo – y los nuevos, más recientes. Al mismo tiempo los de pata negra los he subdividido a su en dos grandes apartados: los históricos y los posteriores a la Guerra Civil. Entendemos por pijos ricos históricos a aquellos que remontan su riqueza a principios del siglo XX o anteriormente. Quedan muy pocos, o se han arruinado y han pasado al grupo de aspirantes o se han marchado de Alcoy. Los pijos ricos posteriores a la Guerra Civil son aquellos que sus antepasados se enriquecieron gracias al estraperlo y demás corrupción posterior al conflicto armado, especialmente con el tráfico del algodón y azúcar. También quedan de estos muy pocos ejemplares. Los pijos ricos actuales son aquellos que han conseguido su fortuna material recientemente. De este grupo hay bastantes más ejemplares que de los dos anteriores.

El otro grupo, los aspirantes a ricos, son aquellos que lo han sido anteriormente o que tienen aspiraciones a ello y su nivel de vida es toda ella pura apariencia, y que aquí los llamamos de “mitja capeta”. No hace falta decir que este grupo es el más numeroso y, también, el más patético.

Sin embargo, y por no cansar al lector, he de decir que a todos ellos les une una causa común: el odio y desprecio hacia la lengua y cultura valenciana. Además, son todos un “tros de soca”, aunque los haya con carrera universitaria.

Sí, en el manual de todo pijo que se precie –independientemente de su glamour- hay expresiones o ideas como las que siguen: “el valenciano no sirve para nada, su estudio es una pérdida de tiempo y lo que importa es saber el inglés. Debemos conocer idiomas con los que podamos entendernos con el mayor número de gentes. El estudio de la lengua valenciana debería o no darse en las escuelas, o ser voluntario”. No hace falta decir que ellos mismos no tienen ni puta idea de inglés y son partidarios de que la religión sea asignatura obligatoria.

También son impagables posturas como las de considerar que el valenciano es incompatible con la ciencia. Piensan –y lo dicen- que en valenciano no se puede estudiar medicina, física, matemáticas, química y demás disciplinas consideradas serias. La lengua valenciana a lo máximo que puede aspirar es al sainete festero, al “Nelo Bacora” i,o cantar “La manta al coll”. La lengua valenciana no alcanza los niveles mínimos correspondientes. No tiene la estructura lingüística de las demás; es, por tanto, de segunda o tercera división.

Al mismo tiempo se consideran sesudos lingüistas y, o historiadores; para ellos, los que ostentan estos títulos universitarios (lugar que muchos de estos pijos no han pisado ni pisarán nunca), son todos unos catalanistas, antiespañoles, rojos, traidores, masones, vendidos, renegados, malnacidos y unos cuantos epítetos de esta índole. Consideran, contra el criterio de todas las universidades del mundo mundial, que el valenciano no guarda ninguna relación con el catalán, son dos lenguas diferentes. Afirmar la unidad lingüística es querer que Cataluña absorba a los valencianos. Todo esto consigue mucho juego político, y sino que se lo pregunten al PP y a UCD en su tiempo.

Todo ello unido a manifestaciones como que son “muy valencianos y alcoyanos”. Saben el Himno de Fiestas de memoria pero ya sus hijos son incapaces de recitarlo por el hecho de que no saben valenciano. Sus padres, a pesar de no saberlo, les hablan en castellano, y hay que ver –mejor dicho oír- les “espardenyaes” que sueltan. Escucharlos hace que te entre vergüenza ajena.

También un buen y ejemplar pijo debe de mofarse del acento valenciano, especialmente del arrastre de la “a” que hacemos en Alcoy. Somos los que no empeñamos en hablar en valenciano unos ordinarios, rústicos –maseros-, simples y de “poblet”. Como se deben de sentir de jodidos cuando saben que en nuestra ciudad la cultura y la intelectualidad están en manos de todos estos paletos valencianistas. Ese es el problema del PP, que no encuentra a un intelectual que comulgue con sus ideas antivalencianistas. Al menos, historiadores no los hay. Ya saben de qué pie cojeamos los investigadores de la historia. Servidor, tiene la sordera en el oído derecho, el ojo jodido es el de la misma parte y la pierna con ciática es también la diestra. Estoy hecho una mierda de la derecha. Permítanme este desahogo.

Pero volviendo al estudio sociológico de la pijotería local –estas líneas son un extracto de un estudio más amplio- debo concluir afirmando que consciente o inconscientemente los Borja Mauro y las Lirios Vanesa practican un sano auto odio. Los valencianos somos el único pueblo del mundo que lo practica. Dentro de dos generaciones, cuando el valenciano haya ya desaparecido, se habrá producido un genocidio cultural –uno más- con la anuencia del mismo pueblo asesinado.
Y es que, insisto, en Alcoy los pijos no tienen glamour, clase, categoría. Son patéticos. Pero ya se sabe que en ni ciudad no solo la burguesía no sabe ser burguesía y la izquierda no sabe ser izquierda, tampoco los pijos no saben ser pijos.
Y, encima, el cabo de escuadra moro cada vez se hace peor. Ah, y las Entradas cada vez más pesadas. No se donde vamos a llegar.

Ricard Bañó i Armiñana
ricardbanyo.blogspot.com